El Dr. Arturo Valledor de Lozoya ha querido colaborar con esta página web aportando alguno de sus trabajos acerca del envenenamiento por mordedura de víbora. El primero es un extracto de su artículo “Veneno a ras de suelo” publicado en la revista BIOlógica (agosto 2001); el segundo es también un extracto de un trabajo realizado conjuntamente con el Dr. R. López-Vélez sobre animales ponzoñosos en España, en el que se describen las especies, los aspectos clínicos más relevantes y las medidas terapéuticas básicas (publicado en FMC – Formación Médica Continuada en Atención Primaria –Abril 1995).


Veneno a ras de suelo


En la península Ibérica viven tres especies de vipéridos: la víbora hocicuda o de Lataste (Vipera latastei), la víbora áspid (Vipera aspis) y la víbora de Seoane (Vipera seoanei). Nuestras víboras ocupan áreas geográficas que apenas se superponen, por lo que casi siempre es posible saber la especie causante de un accidente sólo por la localidad en que éste se produjo. Por ejemplo, las mordeduras ocurridas en las sierras aledañas a Madrid corresponden siempre a víboras de Lataste, mientras que las acaecidas en los Pirineos suelen deberse a víboras áspid. La diferenciación tiene poca importancia a nivel médico, ya que la peligrosidad de las tres especies, los síntomas de sus mordeduras y el tratamiento son similares.

Cuando ha habido inoculación de veneno, esos síntomas consisten en un inmediato dolor en el punto de la mordedura, donde pueden apreciarse las dos marcas puntiformes de los colmillos. El dolor se irradia a todo el miembro, que se inflama y enrojece progresivamente. La inflamación alcanza su máximo a las 48 horas, persiste durante días y puede ser tan intensa que dificulte la circulación sanguínea en el miembro mordido. En el punto de inoculación suelen formarse ampollas y manchas violáceas de sangre extravasada. Los casos más graves añaden anemia por destrucción de glóbulos rojos, hemorragias por coagulopatía de consumo e insuficiencia renal.

Menos de cinco muertes al año

La muerte, en el raro caso de ocurrir, nunca se produce antes de por lo menos 48 horas desde la mordedura, a diferencia de los envenenamientos por serpientes neurotóxicas, donde la parada respiratoria puede sobrevenir en las primeras horas que siguen a la mordedura. Es importante recalcar que los casos fatales son excepcionales y hacérselo saber así a la víctima para tranquilizarla, ya que algunas personas han muerto por un infarto de miocardio desencadenado por el pánico tras ser mordidas por serpientes inofensivas.
Las cifras hablan por sí solas: de las 1.500 a 2.000 personas mordidas por víboras cada año en España, sólo fallecen entre 3 y 5, menos de la mitad de las que mueren por reacciones alérgicas tras picaduras de avispas y abejas, y muchísimas menos de las que lo hacen por accidentes de tráfico. Los casos más graves se dan en niños, en los que la dosis de veneno inoculada es proporcionalmente mayor. También revisten mayor gravedad las mordeduras en cara y cuello.
Finalmente debe decirse que las víboras, como todas las serpientes, son seres beneficiosos, predadores selectivos de los roedores, los cuales arruinan buena parte de las cosechas y causan así hambre y muerte en mucha mayor medida. Esto es algo que saben perfectamente las culturas orientales. En la India y el sudeste de Asia, donde cada año mueren de 10.000 a 15.000 personas por mordeduras de serpientes, éstas no se consideran criaturas malditas, sino que se las respeta e incluso venera.


Qué hacer ante una mordedura de víbora


- Identificar a la serpiente sin tratar de capturarla o matarla.
- Constatar la mordedura y la inoculación de veneno por las dos marcas y el dolor.
- No cortar ni succionar la mordedura; ello aumenta la lesión local y el riesgo de infección.
- Colocar un vendaje compresivo sobre la zona de la mordedura o un torniquete flojo entre ésta y la raíz del miembro mordido (debe permitir el paso de un dedo por debajo).
- Si el miembro afectado es un brazo, inmovilizarlo en cabestrillo con un pañuelo a la altura del pecho.
- Tranquilizar al accidentado.
- Aliviar el dolor con aspirina o con paracetamol.
- No dar al afectado bebidas alcohólicas o hipnóticos ni poner hielo sobre la mordedura.
- Evacuar a la víctima a un centro sanitario; los médicos valorarán la administración de suero antiviperino (su uso no está exento de riesgos).




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